“Buenas noches damas y caballeros, gracias por venir”, gritó cordialmente Anthony Kiedis en su idioma natal. Nadie tomaba en serio que ya se despedirían, y menos después de que quedara Chad Smith solo sobre el escenario emitiendo gritos payasescos que ilusionaron al público con que el show se estiraría un poco más. Había durado poco en comparación a los usuales recitales en River y aún faltaba escuchar leyendas como Scar Tissue o Zephyr Song. Pero Chad desapareció, las luces se encendieron y allí terminó el mito en casi dos horas de magia entre cuatro artistas cuya química dentro y fuera del escenario es, a ya casi 30 años de historia, prácticamente inigualable.
TAL CUAL. FALTABA MAS LOCO; FALTABA MAS :(
TAL CUAL. FALTABA MAS LOCO; FALTABA MAS :(